El jésed: la bondad y el bien, son la base del judaísmo. La Midrashá organiza actividades para practicar jésed, en calidad de voluntariado, que ayudan a activar en el interior de cada alumna su dones personales para hacer actos de bien.
Solidaridad con el prójimo: la práctica desinteresada del jésed es la base de la vida social, el fundamento de las relaciones humanas armónicas, y su alcance es infinito.